Una querida amiga acaba de compartir la noticia de su diagnóstico de cáncer de mama. Le duele el corazón y la mente le da vueltas mientras se enfrenta a esta repentina realidad. Como su confidente y apoyo, puede que se pregunte: "¿Y ahora qué? Y, ¿cómo puedo ayudar?".
En primer lugar, es muy importante escuchar. Es probable que esté en estado de shock, desconcertada y asustadísima. Dentro de la comunidad del cáncer de mama todos comprendemos que las primeras semanas tras conocer el diagnóstico son un auténtico infierno. Nuestra mente se precipita al peor escenario posible. No tenemos ningún plan. De repente somos pacientes y nuestra vida y nuestro cuerpo están fuera de control.
Expresar mis miedos e incertidumbres me resultó catártico. Tu amigo puede querer hablarlo o desahogarse sin miedo a ser juzgado o aconsejado. Su experiencia y sus emociones son válidas y les pertenecen por derecho. Sólo necesitan que alguien se siente con ellos. Cógele la mano. Prepárale una taza de té. Déjeles llorar. Evita las suposiciones y las comparaciones con las experiencias de los demás. Durante mi viaje, experimenté toda una serie de emociones: miedo, rabia y dolor. Los amigos que reconocieron mis sentimientos sin apresurarse a animarme o a centrarse fueron preciosos. Mi consejo es que dejes que tu amigo experimente sus emociones sin intentar arreglarlas; la empatía y la paciencia son cruciales. Créeme, compartir que tu querida tía ha fallecido de cáncer de mama NO ayuda.
Anima a tu amigo a ponerse en contacto con otras personas que estén pasando por una experiencia similar, ya sea a través de una conversación con un amigo y superviviente, grupos de apoyo locales o comunidades en línea. Escuchar historias positivas de otras personas en el mismo viaje fue esclarecedor para mí; me ofreció una sensación de camaradería diferente del apoyo de mi familia y amigos. Algunos de los consejos más útiles que recibí procedían de otras personas que habían padecido cáncer de mama. Una advertencia sobre las comunidades en línea. Hay que elegir con cuidado. Algunos grupos en línea son alegres, pero hay muchos en los que se puede caer en la trampa del trauma colectivo. Incluso hoy en día algunos de estos grupos me parecen inquietantes y perturbadores.
La ayuda práctica puede marcar una diferencia significativa. No les pregunte qué necesitan. Simplemente ofrécete a acompañarles a las citas, a ayudarles a organizar los horarios de la medicación o incluso a ayudarles con tareas rutinarias como hacer la compra, cocinar o cuidar a los niños. Recuerdo abrazar a los amigos que prepararon comidas y enviaron tarjetas divertidas y atentas: me reconfortaron cuando más lo necesitaba. Y no olvides que la familia de tu amigo también se está tambaleando y experimentando un trauma. Aprecié mucho cuando un amigo se paró a preguntarle a mi marido cómo le iba y cómo lo estaba llevando.
Recuerde que su amigo es más que un enfermo de cáncer. Es alguien que disfruta de aficiones e intereses, alguien que ríe, sueña y tiene logros más allá de su diagnóstico de cáncer. Aprecié esos momentos en los que mis amigos me lo recordaban. Claro que un buen llanto es catártico, pero también lo es la risa tonta. Mi novia fue una gran compañera durante el diagnóstico, la operación y el tratamiento. Recuerdo una tarde en la que las dos nos probamos las pelucas y nos echamos a reír a carcajadas.
Apoyar a un amigo que se enfrenta a un diagnóstico no es fácil. Cometerás errores, y no pasa nada. Tú también lo estás descubriendo. Una vez, una amiga soltó sin querer una perogrullada que me frustró. Se dio cuenta y enseguida se disculpó. Ahora nos reímos de ello, pero aprecié enormemente su sinceridad y su capacidad para enseñarme.
Por último, cuídate tú también. Ayudar a un amigo a superar un diagnóstico puede ser como caminar por la cuerda floja. Es natural sentirse abrumado. Así que, aunque el bienestar de tu amigo es primordial, tu autocuidado no es insignificante. Una persona sana y llena de emociones puede ofrecer un apoyo más auténtico y duradero.
En mi libro "Flat Please" cuento mi experiencia con el cáncer de mama, en la que el apoyo de mis amigos y familiares marcó una diferencia inconmensurable. Independientemente de cómo decidas brindar tu apoyo, recuerda que son la amabilidad, la paciencia y la honestidad las que hablan más alto. Su amistad inquebrantable iluminará incluso los días más difíciles.
PD: Si puedes evitar la frase "Tú puedes", toda la comunidad oncológica te lo agradecería. Ejerce una enorme presión sobre nosotros para que nos comportemos como si no pasara nada. En realidad, no "lo tenemos". Apenas estamos aguantando.