El matrimonio ya es bastante duro. Pasar por un diagnóstico de cáncer de mama es intrínsecamente estresante y afecta a todas las facetas de tu vida, incluida la relación con tu cónyuge. Su salud, su visión de sí misma y sus relaciones se ven profundamente afectadas. Un diagnóstico de cáncer de mama puede ejercer una enorme presión sobre el matrimonio.
Imagíneselo: una compañera de vida, una compañera de equipo, aquejada de repente de una enfermedad tan exigente como el cáncer de mama. Desde el diagnóstico hasta el tratamiento y la recuperación, el camino es largo y agotador. La mayoría de las parejas no están médicamente preparadas para afrontar esta situación, lo que provoca confusión, frustración, falsas esperanzas y, probablemente, miedo. Mi marido describió vívidamente estos sentimientos cuando su mujer, por lo demás sana, se vio de repente afectada por una enfermedad potencialmente mortal.
En el centro de la dificultad hay un sorprendente cambio de papeles. El cónyuge, acostumbrado a verte fuerte e invencible, ahora tiene que presenciar tu dolor, tu lucha y tu vulnerabilidad. Es desgarrador. Se sienten impotentes, cargando con el peso de sus propias preocupaciones y con la necesidad desesperada de proporcionarte apoyo emocional.
Siempre acecha el miedo. Miedo sobre cómo progresará la enfermedad, el peso de las implicaciones financieras y, en última instancia, la inquietante perspectiva de perder a un ser querido. Mi marido se enfrentó a este inmenso temor; la idea de que yo enfermara gravemente o, peor aún, falleciera, era impensable. Para él era un trago amargo y, comprensiblemente, estaba aterrorizado.
Además, se produce un cambio en la dinámica que puede provocar incomodidad e incomodidad. Normalmente, los cónyuges se sienten perdidos ante los cambios físicos que experimenta su pareja. El miedo a causar dolor o incomodidad, o la idea de ver a su cónyuge "diferente" después de la operación pueden poner en peligro la intimidad. Asumir estas transformaciones exige mucho de un matrimonio.
La comunicación durante este periodo es increíblemente crucial. Puede ser al mismo tiempo el mayor reto y la salvación de un matrimonio en tensión. En mi caso, poner en mis labios las palabras "Tengo cáncer" y decírselas a mi marido fue una tarea desalentadora. La impactante revelación fue difícil para ambos.
Sin embargo, también es el camino por el que las parejas pueden aprender a orientarse. Establecer un diálogo abierto sobre miedos, preocupaciones y expectativas se convierte en algo vital. Sin embargo, no siempre es fácil. Para mí, mi marido era la persona con la que más me costaba hablar en esos momentos difíciles.
Tanto si es usted la persona diagnosticada como si es su pareja la que intenta apoyarla, recuerde lo siguiente: la comunicación, el amor y la empatía sirven de armadura. En el difícil camino de la lucha contra el cáncer de mama, adoptar estas facetas hará que la cuesta arriba sea una experiencia compartida en lugar de una batalla solitaria.
Recursos de apoyo a este post: Cómo apoyar a tu pareja ante un diagnóstico de cáncer Cómo hablar con tu familia sobre tu diagnóstico